jueves, septiembre 15


Pobre poeta engreído.
Salía ya de su última página,
y sin querer
lo chocó un vagón de sueños,
ya no se pudo retirar,
quedó ahí, pasmado, golpeado;
curtido por extraños espíritus.
y se ahogó lentamente
en un mar de agua verde
con pececillos de colores
que no hacían más que repetir su nombre.
Y al fin despertó
de su desagradable interior.
No sabemos dónde está;
lo que sí sabemos
es que no volvió a dormir.

Valeria Elías

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