lunes, octubre 20


Hoy te odio a montones y no encuentro palabras para decírtelo.

Hoy presiento la forma de tu deceso y no me inmuta siquiera advertirlo.

Si me pidieras un respiro, te asfixiaría con indiferencia.

Si necesitaras una mano, tiraría a matar.

Pero que es lo que hace que la dulzura sea tan amarga?

No hay más cruel motivo que la ausencia misma de los cuerpos a la hora del silencio y el perdón.


Valeria Elías

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