lunes, julio 16

Hastiado,
ya casi sediento,         
 rendido a los pies de su cruel amante,
su último suspiro es un pedido de auxilio,
o más bien un grito de esperanza.
Luego de haber servido entre las sábanas más suaves y frías,
de haber sido lamido y tocado,
 succionado por la boca más peligrosa y endemoniada,
 supura lágrimas de sangre por la piel.
Su piel flagelada por las mordidas,
sus sueños plasmados en una realidad concreta,
más bien, haber sido amado pasionalmente,
casi mortal lo dejan aún más en la ruina en que ya estaba.
Ansioso espera el nuevo encuentro,
donde será devorado, hasta el alma,
entre el sudor y los gemidos...
Espera...
sólo espera que eso sea verdad...
mientras sucumbe en tan solo una mirada.
Valeria Elías

1 comentario:

tincho... dijo...

Lindas palabras Vale, sigue asi. Un beso grande!