jueves, agosto 6

 

La neblina que no es neblina,

que es espesa y tóxica,

ese olor que se siente ya cotidiano

y no lo es.

Esas ambiciones desmedidas,

odios y rencores

expresado en el fuego arder.

Ahí, los inocentes, incapaces

de semejante daño,

salen a pedir auxilio, ante el dolor.

La muerte junta calcinadas almas

y  llora angustiada su mayor esplendor .

¿Quién pudiera celebrar victoria alguna

ante tamaña destrucción?

El alma del pueblo dormida,

aún no se vislumbra consecuencia alguna

de hacer ojos ciegos al resplandor.

El fuego avanza

es su naturaleza,

aunque su inicio,

no fue su decisión.

La naturaleza lo pide a los gritos

pero el humo, aún no les importó.

Crueles almas

que vagan por la tierra dañando

todo lo que dios creó.

Valeria Elías 

 

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