sábado, octubre 1



Si pudiera robarte el corazón, si pudiera secuestrarte el alma, si pudiera tan solo extraer el beso más dulce que aún no conoce el día... Pero, me niegas toda posibilidad de vicio, me reniegas, te cierras y me llenas de hastío. Y parto en busca de lo que sé no vendrá, y espero lo que seguro llegará, más no es el destino lo que me preocupa, son los ánimos, las ansias y esa necesidad constante de encontrarte en la distancia y saborearte como el chocolate más extraño pero delicioso.
Y me quiebro una y mil veces, cada noche en la vereda buscando refugio de olvido y sueños en primavera, reflejo del reflejo mío, historias que se hacen, quien dijo que no siento lo que dices, si tu voz es lo único que me envenena y esa muerte cálida en tu voz, ese arrullo tierno de la mirada... A dónde quedó mi corazón, dónde dejaron mi alma?

Renuncio, siquiera encuentro palabras, siquiera sé que decirte, porque lo que diga se que no basta... No te alcanza mi silencio, no te basta mi ruido, no soportas siquiera la esencia que te clama... No hay rendición, sólo una verdad que se hace escamas...

Valeria Elías

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