De otras cartas, ésta carta:

De otras cartas, ésta carta:

Definitivamente la locura se apoderó de mí, sin lugar a dudas, soy una desquiciada. Egoísta al extremo.

Pero como no serlo? Si esto, todo esto es como un cuento mágico ¿cómo poner fin a algo que es universal?

Me pediste que te explique las cartas anteriores, declaraciones desesperadas de amor y paz. Explicarte? no, sólo escuchar de mi las palabras ahí pronunciadas.

Volví a vivir, a nacer, soy otra…

Sin vos, mi vida  careció de brillo, ya no más alta poesía, música divina, o sensaciones locas y aventuras sin fin. Un vacío total se apoderó de mi ser.

Más, tu desprecio e indiferencia me desahuciaron, anduve vagando por lugares inhóspitos, poniéndole tu nombre a cada extraño que se me aproximaba.

Eras para mí la musa infaltable, el condimento necesario, el amigo fiel y el enemigo perfecto. Eras parte de mí.

Ángel gris que naufragó aguas turbulentas, eliminó dragones, y desafió cuento caballero se interpuso a su paso, tan sólo para alcanzar lo más lejano.

Sin saberlo, vienes a mi rescate. Me sobra orgullo para reconocerlo, pero también, me sobra amor para escribirlo ¿es acaso la vida un gran desafío?

Claro que sí, entré en un laberinto que parecía no tener fin y de pronto, te encontré. Ahí estabas, otra vez, como antes, como nunca…

Sin lugar a dudas, un destino incierto, un juego del universo… ¿Qué hacer? ¿para donde ir?

Una vez corrí en dirección contraria a la que estabas, me escapé, me escondí, huí, me suicidé…

Hoy me quedo acá, sin más, sin esperar, disfrutando lo que hay, lo que queda, adivinando lo que habrá.

Estás nuevamente cerca, estoy más madura y dispuesta… Estamos…

No hay que permitir sentir miedo… Es cosa del pasado…

No darle lugar al miedo, tomar lo que hay, y agradecer. Gracias por haberme aceptado de nuevo…

La Vale

Valeria Elías