Mi mamá me
pidió que le escriba algo por el día de la madre, y esas cosas sólo la pueden
hacer las madres, gozan de cierta impunidad, de cierto derecho y hasta de
cierta posesión sobre uno. El hecho de que se diga madre hay una sola, está
eliminando todas las otras madres que existen en el mundo, hay más de una
madre, pero no todas son nuestras, son las madres de nuestros congéneres, de
todo los seres humanos, cada mujer que dio a luz un hijo es madre, cada mujer
que adoptó, que cría, cuida, educa y comparte con los niños es madre.
Mi mamá no
sólo es mi mamá, también es mamá de mis hermanos y también, por momentos fue
mamá de otras personas y siempre dice: “discúlpame que me meta, pero te hablo
como madre…” y ahí goza de impunidad, derecho y posesión, sobre quien lo
necesite.
Cada madre
ha hecho lo que creyó necesario para sacar adelante a sus hijos, cada cual con
sus capacidades y limitaciones, con sus posibilidades y sus desventajas, cada
una de ellas hizo y hace lo posible por brindar ese tan nombrado amor de madre.
El amor de
madre no es un amor convencional, no es un sentimiento cambiante, es un amor
que une dos vidas de por vida, es un amor que no puede exigirse ni obligarse,
es más bien esa comunicación interna que se produce entre dos personas, que va
más allá de cualquier otro tipo de relación. Cuando una mujer decide ser madre
de otra persona, lo que está haciendo es ofrecerle algo que, si bien puede no
ser la madre natural, es algo que tiene una importancia y significación más
allá de toda interpretación lógica.
Cada madre
es diferente, eso no cabe la menor duda, hay tantas formas de ser madres como
madres en el mundo y eso es lo que da diversidad y amplitud a cada persona, a
la vida misma. Cada una hace su aporte desinteresado y generoso, cada mujer
deja su huella en las personas sin importarle la devolución, simplemente
entrega ese amor de madre con la esperanza de hacer el bien y de crear un mundo
mejor.
Mi mamá
tiene todo eso y más, porque cada madre es diferente, entonces su amor es
diferente y es eso lo que la hace única. A veces uno las odia, luego las ama, y
tal vez las enfrenta, o las desafía, y luego uno aprende a que a veces, ellas
tienen la razón, porque eso también existe, la razón de madre, es esa misma que
le da impunidad, derecho y posesión ante quien se declare hijo y se deje amar
con esa misma fuerza e intensidad que genera la vida misma.
Las madres
llevan la vida y el mejor secreto de ella. Por ello son poseedoras de la
sabiduría de madre, que es la que hace que uno aprenda y entienda esas cosas de
la vida, por eso tienen el derecho de interferir o tomar partido si fuera
necesario, y son impunes, porque quien se atreva a discutir su CALIDAD DE MADRE,
lo que está haciendo es interferir con una divinidad más fuerte que cualquier
otra, y esto es lo que nos quita la CALIDAD DE HIJOS, que es la que nos otorga
ese amor incondicional, esa protección y esa seguridad de que siempre estaremos
acompañados y cuidados, más allá de los tiempos y los estados…
Tener la
CALIDAD DE HIJOS, es el regalo generoso y desmedido de amor que sólo una madre
puede darnos.
Por eso, en
mi CALIDAD DE HIJA, hago uso y abuso de mi poder y le robo una sonrisa a mi
mamá. Feliz día a ella y a todas las mamás que son mis mamás también…
Valeria Elías
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