domingo, mayo 10

Y fue entonces cuando decidí dejarme llevar por aquella luna. No era la más grande, la más azul, ni la más perfecta, pero era la indicada en el momento justo....
Me desprendí de todo, olvidé los olvidos y recordé a mis seres queridos... Viaje la noche, y amanecí un día diferente...
Aún recuerdo esa luna... La única que supo enseñarme que el olvido es también, una forma de perdón... 
Valeria Elías

1 comentario:

**kadannek** dijo...

Me gusta ese sentido de dejar atrás lo inservible pero recuperando lo que te nutrió en el ayer, para poder avanzar. Me encanta la reflexión final sobre todo, es una interesante perspectiva.