domingo, agosto 29

Una noche de luna, pero no como cualquier otra, una noche en que la luna habla, cuenta secretos, devela misterios...
Una noche para encerrarse en lo oscuro, y escuchar su luz cantar hasta el alba. Noche en que las estrellas se pierden en su juego, enceguecidas por el resplandor de la diosa.
Una mujer camina por las calles y piensa que hacer de su vida, aburrida, cansada de tanta hipocresía, de tanto miedo, de tanta falta de valentía de repente descubre que la luna la estaba pensando... Ese cuerpo dibujado en sombra se estremeció ante tanta magnificencia.
Había un hombre en esta historia, pero no sabemos bien donde es que se hallaba, lo que sí sabemos es que este hombre estaba pensando en la luna, y esa misma luna conectaba esas mismas almas. La mujer sonríe al descubrir el cuerpo celeste que la espera, el hombre se cuestiona si aún vale la pena...
Había una gran historia entre medio, había silencios, había miedos, había olvidos y hasta desdenes entre los espectros que vagaban los alrededores. Un gato quiso apoderarse de esa noche, pero una gota de rocío le hizo frente y con suave murmullo despidió al felino y se poso sobre la cabellera larga y oscura de esa mujer, hipnotizada por la luna.
Hubo una vez, en que ese mismo hombre fue dueño de la luna, había construido en ella un castillo. Le había puesto todo lo necesario para hacerlo acogedor. Lo soñó todos las veces que fuera necesario hasta tenerlo terminado, ese mismo lugar era para ella... pero ella era como las mariposas, no podía posarse simplemente y quedar, tenía que volar más allá del horizonte, quería conocer el mar.
Ella con su gran mentira se escapó lejos de toda su verdad, él acobardado y viejo se quedó cómodo en su lugar... Pero la luna seguía ahí, y se había enamorado de verlos tan bellos, tan profundos, tan parecidos a la eternidad que al verlos separados se negó a seguir saliendo, no encontraba la necesidad.
La luna con toda su depresión, tuvo unos pocos minutos de lucidez y esa misma noche se atrevió a interceder.
La gigante perla amarillenta les contó una historia, y les hizo recordar que antes de ser lo que fueron ella los vio jugar, los obligó a crecer separados para juntarlos cuando hubiera oportunidad, entonces, con toda su magia los unió en un acto de mucha generosidad...
Cruel el destino que los separó, más este no contaba con la grandeza de su majestad, y esa misma noche, en ese mismo instante, ambos recordaron como era la felicidad...
La luna de esta noche, está velando por lo que desde ahora en más ellos dos, serán...    

Valeria Elías

2 comentarios:

WHO dijo...

Bella historia, la luna como celestina de ese amor complejo e intenso.
Me gustó mucho, también observar la luna e intentar descubrir sus secretos me fascina.
Un beso, WHo.

Anónimo dijo...

bellisimo, me encanto...

un abrazo